Hay
momentos, contados momentos, muy espaciados entre sí, en que el ego algunas
veces desaparece porque os encontráis en una embriaguez total. En el amor a
veces sucede; en ocasiones también en el orgasmo.
En el orgasmo profundo vuestra historia
desaparece, vuestro pasado no deja de retroceder, hasta que al final
desaparece. En el orgasmo no tenéis ninguna historia, ningún pasado, no tenéis
mente ni autobiografía. Estáis absolutamente aquí, ahora. No sabéis quiénes
sois, carecéis de identidad. En ese momento el ego no funciona, y de ahí el
júbilo del orgasmo, su refrescante cualidad, lo rejuvenecedor que es. Por eso
os deja tan silenciosos, tan tranquilos, tan relajados y satisfechos. Pero una
vez más irrumpe el ego, entra el pasado para arraigarse en el presente. De
nuevo la historia empieza a funcionar y vosotros dejáis de funcionar. El ego es
vuestra historia, no es una realidad. Y es vuestro enemigo.
Todas las personas giran por esa esquina muchas
veces en la vida, porque esta se mueve en un círculo y una y otra vez llegamos
al mismo punto, pero debido a la falta de coraje escapamos de ese punto. De lo
contrario, el ego es una falsedad. De hecho, dejarlo morir sería lo más fácil y
mantenerlo vivo lo más arduo, pero lo mantenemos con vida y pensamos que es lo
más fácil.
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Meditación 11
Osho - Día a Día
365 meditaciones para el Aquí y el Ahora
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