El amor no debería ser exigente; de lo contrario,
pierde sus alas, no puede volar. Se enraíza en la tierra y se vuelve muy
terrenal; entonces es lujuria y proporciona mucha desdicha y gran sufrimiento.
El amor no debería ser condicional, no habría que esperar nada de él. Él mismo
debería ser su razón de ser, no una recompensa o resultado.
Repito, si tiene
algún motivo ulterior, vuestro amor no puede convertirse en un cielo abierto.
Se ve confinado a ese motivo; el motivo se convierte en su definición, en su límite.
El amor sin motivo carece de limites: es puro júbilo, exuberancia, es la
fragancia del corazón.Y que no haya deseo de conseguir ningún resultado,
no significa que estos no tengan lugar; acontecen, y multiplicados por mil,
porque aquello que le damos al mundo, nos vuelve rebotado a nosotros.
El mundo
es un lugar de ecos: si arrojamos ira, ira es lo que nos vuelve; si damos amor,
amor es lo que recibimos. Pero ese es un fenómeno natural, no hace falta pensar
en ello. Se puede confiar: acontece por su cuenta.
Esta es la ley del karma: se
recoge aquello que se siembra; lo que se da es lo que se recibe.
Así que no
hay, necesidad de pensar en ello, es algo automático.
Odiad, y os odiarán.
Amad, y os amarán.
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Meditación4
Osho - Día a Día
365 meditaciones para el Aquí y el Ahora
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