viernes, 1 de febrero de 2013

MEDITACIÓN 4 - UN LUGAR DE ECOS - OSHO

El mundo es un lugar de ecos si arrojamos ira, ira es lo que nos vuelve; si damos amor, amor es lo que recibimos. 
El amor no debería ser exigente; de lo contrario, pierde sus alas, no puede volar. Se enraíza en la tierra y se vuelve muy terrenal; entonces es lujuria y proporciona mucha desdicha y gran sufrimiento.
El amor no debería ser condicional, no habría que esperar nada de él. Él mismo debería ser su razón de ser, no una recompensa o resultado.
Repito, si tiene algún motivo ulterior, vuestro amor no puede convertirse en un cielo abierto. Se ve confinado a ese motivo; el motivo se convierte en su definición, en su límite. El amor sin motivo carece de limites: es puro júbilo, exuberancia, es la fragancia del corazón.Y que no haya deseo de conseguir ningún resultado, no significa que estos no tengan lugar; acontecen, y multiplicados por mil, porque aque­llo que le damos al mundo, nos vuelve rebotado a nosotros.
El mundo es un lugar de ecos: si arrojamos ira, ira es lo que nos vuelve; si damos amor, amor es lo que recibimos. Pero ese es un fenómeno natural, no hace falta pensar en ello. Se puede confiar: acontece por su cuenta.
Esta es la ley del karma: se recoge aquello que se siembra; lo que se da es lo que se recibe. 
Así que no hay, necesidad de pensar en ello, es algo auto­mático.
 Odiad, y os odiarán.
Amad, y os amarán.
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Meditación4 
Osho - Día a Día
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