viernes, 12 de julio de 2013

PALABRAS DE JORGE BUCAY A SU HIJA

Antes de morir, hija mía, quisiera estar seguro de haberte enseñado… a disfrutar del amor, a enfrentar tus miedos y confiar en tu fuerza, a entusiasmarte con la vida, a pedir ayuda cuando la necesites, a decir o callar según tu conveniencia, a ser amiga de ti misma, a no tenerle miedo al ridículo, a darte cuanta de lo mucho que mereces ser querida, a tomar tus propias decisiones
a quedarte con el crédito por tus logros, a superar la adicción a la aprobación de los demás, a no hacerte cargo de las responsabilidades de todos, a ser consciente de tus sentimientos y actuar en consecuencia, a dar por que quieres y nunca porque estés obligada a hacerlo
 
Antes de morir, hija mía, quisiera estar seguro de haberte enseñado…a exigir que se te pague adecuadamente por tu trabajo
a aceptar tus limitaciones y vulnerabilidades sin enojo, a no imponer tu criterio ni permitir que te impongan el de otros, a decir que sí solo cuando quieras y decir que no sin culpa, a tomar más riesgos, a aceptar el cambio y revisar tus creencias, a tratar y exigir ser tratada con respeto, a llenar primero tu copa y después la de los demás, a planear para el futuro sin intentar vivir en función de él

Antes de morir, hija mía, quisiera estar seguro de haberte enseñado…a valorar tu intuición, a celebrar las diferencias entre los sexos, a hacer de la comprensión y el perdón tus prioridades, a aceptarte así como eres, a crecer aprendiendo de los desencuentros y de los fracasos, a no avergonzarte de andar riendo a carcajadas por las calles sin ninguna razón, a darte todos los permisos sin otra restricción que la de no dañar a otros ni a ti misma.
Pero sobre todo, hija mía, porque te amo más que a nadie, quisiera estar seguro de haberte enseñado… a no idolatrar a nadie… y a mí, que soy tu padre, menos que a nadie.