jueves, 25 de julio de 2013

SENSIBILIDAD Y SENTIMENTALISMO - BUDA

Buda se estaba hospedando en un pueblo; vino a verle una mujer, llorando y sollozando y gritando. Su hijo, su único hijo, había muerto de repente. Como Buda estaba en el pueblo, la gente dijo: «No llores. Vete a ver a ese hombre. La gente dice que es compasión infinita. Si él lo quiere, el niño puede revivir. Así que no llores; vete a ver a ese Buda.»
La mujer fue con el hijo muerto, llorando, so­llozando, y todo el pueblo la siguió, todo el pue­blo estaba afectado. Los discípulos de Buda tam­bién estaban afectados; empezaron a rezar en sus mentes para que Buda tuviera compasión. Debía bendecir al niño para que reviviera, resucitara.
Muchos discípulos de Buda empezaron a llo­rar. La escena era muy conmovedora, profundamente enternecedora. Todos estaban quietos. Buda permaneció en silencio. Miró al niño muerto, lue­go miró a la madre llorosa, sollozante, y le dijo a la madre: «No llores; haz tan sólo una cosa y tu hijo vivirá de nuevo. Deja a este niño muerto aquí, vuelve al pueblo, vete a todas las casas y pregunta a todas las familias si alguien ha muerto alguna vez en su familia, en su casa. Y si puedes encontrar una casa en la que nunca haya muerto nadie, entonces pídeles algo de comer, un poco de pan, algo de arroz, o cualquier cosa..., pero sólo de esa casa en la que no haya muerto nunca nadie. Y ese pan o ese arroz revivirá al niño inmediata­mente. Ve. No pierdas tiempo.»
La mujer se puso muy contenta. Sintió que ahora iba a suceder el milagro. Tocó los pies de Buda y corrió al pueblo, que no era muy grande, unas pocas casas, varias familias. Fue de una fami­lia a otra, preguntando. Pero todas las familias le decían: «Eso es imposible. No hay una sola casa -no sólo en este pueblo, sino en toda la Tierra­ en la que nunca haya muerto nadie, en la que la gente no haya padecido la muerte y el sufrimiento y el dolor y la angustia que resultan de ella.»
Poco a poco, la mujer se dio cuenta de que Buda estaba haciendo una artimaña. Esto era im­posible. Pero todavía tenía esperanza. Siguió pre­guntando hasta que hubo estado en todo el pueblo.
Sus lágrimas se secaron, su esperanza murió, pero, de pronto, sintió que llegaba a ella una nueva tran­quilidad, una serenidad. ENTONCES SE DIO CUENTA DE QUE TODO LO QUE NACE TENDRÁ QUE MORIR. ES SÓLO UNA CUESTIÓN DE AÑOS. Alguien morirá antes, alguien después, pero la muerte es inevitable.
Volvió y tocó los pies de Buda de nuevo, y le dijo: «Como dicen todos, tienes realmente una profunda compasión por la gente.» Nadie entendía lo que había pasado. Buda la inició en sannyas, se hizo una bhikkhuni, una sannyasin. Fue iniciada.
Ananda le preguntó a Buda: «Podrías haber re­vivido al niño. Era un niño tan hermoso y la ma­dre estaba tan angustiada...»
Pero Buda dijo: «INCLUSO SI EL NIÑO HUBIERA RE­SUCITADO, HABRÍA TENIDO QUE MORIR. LA MUERTE ES INEVI­TABLE.»
Ananda dijo: «Pero tú no pareces ser muy sensi­ble con la gente, con su sufrimiento y su angustia.»
Buda respondió: «YO SOY SENSIBLE; TÚ ERES SEN­TIMENTAL. ¿PIENSAS QUE ERES SENSIBLE SÓLO PORQUE TE ECHAS A LLORAR? Eres infantil. No comprendes la vida. No eres consciente del fenómeno.»
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 Nota copiada del Facebook de un amigo de Zen O Carballiño, Manuel Ser. Gracias